Tipos de medidas de atención a la diversidad

Este artículo ofrece una guía completa y práctica sobre cómo se organiza la atención a la diversidad en los centros educativos según la normativa vigente. A través de un enfoque pedagógico claro, explica qué son las adaptaciones curriculares, cuáles son los tres niveles de apoyo del sistema educativo y cómo se diferencia una ACINS de una ACIS, un aspecto clave para la labor docente. También profundiza en el papel de la familia como parte esencial del proceso inclusivo. Una lectura imprescindible para docentes en formación y en ejercicio que buscan comprender cómo diseñar respuestas educativas ajustadas, rigurosas y verdaderamente inclusivas.

Margarita Gutiérrez

11/17/20254 min leer

MEDIDAS DE ATENCIÓN A LA DIVERSIDAD
a person holding a pair of nails
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1. Una escuela que acoge la diversidad

Cuando hablamos de escuela inclusiva, hablamos de un sistema que reconoce que no todos los alumnos aprenden de la misma forma ni al mismo ritmo. Por eso, uno de los pilares de nuestra labor docente es la atención a la diversidad: un compromiso para ajustar nuestra práctica a las características individuales del alumnado y garantizar que todos puedan aprender y participar en igualdad de condiciones. En este artículo aprenderás, como docente en formación o en ejercicio, qué son las adaptaciones curriculares, cómo se organizan los apoyos en los centros y qué papel juega la familia en todo este proceso. Las adaptaciones curriculares no son un “favor” ni un “parche”, sino una herramienta clave y prescriptiva del sistema educativo para hacer realidad una escuela para todos.

2. ¿Qué es una adaptación curricular? La herramienta docente para personalizar el aprendizaje

Una adaptación curricular es una medida planificada que ajusta la enseñanza a las necesidades concretas de un alumno. No surge de la improvisación: se basa en un análisis riguroso del perfil del estudiante, su contexto y su nivel curricular.

Como señalan Calvo y Martínez (1997), se trata del “conjunto de decisiones que se toman desde la programación de aula para elaborar una propuesta educativa para un alumno”. Es decir, constituye nuestra manera de flexibilizar la enseñanza para hacerla accesible y significativa.

Estas decisiones se recogen en un documento oficial imprescindible: el Documento Individual de Adaptaciones Curriculares (DIAC), que orienta la intervención del equipo docente y garantiza la comunicación con las familias.

Para comprender cómo se aplican estas medidas, es necesario conocer los tres niveles de apoyo del sistema educativo.

3. Los tres niveles de apoyo

La atención a la diversidad funciona como una escalera de apoyos: se empieza por lo que beneficia a todo el alumnado y se avanza a medidas más específicas solo cuando es necesario.

3.1. Nivel 1: Medidas Generales (la base del centro inclusivo).

Estas medidas se aplican a todo el alumnado y buscan garantizar un entorno equitativo, participativo y ajustado a diferentes ritmos y estilos de aprendizaje.

Incluyen:

  • Medidas organizativas: flexibilización de espacios, tiempos y agrupamientos (rincones, trabajo por estaciones…).

  • Medidas curriculares: metodologías activas como aprendizaje cooperativo, proyectos o trabajo por retos.

  • Medidas de coordinación: comunicación fluida entre docentes y familias.

  • Medidas didácticas: variedad de recursos, materiales y formas de evaluación.

Las medidas generales son la base sobre la que construimos la inclusión en el día a día del aula.

3.2. Nivel 2: Medidas Ordinarias (apoyos adicionales sin modificar el currículo)

Se aplican cuando el alumno necesita un apoyo más individualizado, pero sin cambiar los objetivos ni los contenidos esenciales del curso.

Son responsabilidad directa del tutor o equipo docente y suelen responder a dificultades puntuales.

Programas de Refuerzo Educativo: Asegurar que el alumnado alcanza los aprendizajes imprescindibles del ciclo. Útil para dificultades temporales.

Profundización y Enriquecimiento: Actividades avanzadas para alumnado con alto rendimiento, sin modificar los objetivos generales.

Adaptaciones Curriculares No Significativas (metodológicas) Ajustes en metodología, actividades o evaluación, pero siguiendo la misma programación que el grupo. Indicadas para alumnado DEA (dificultades de aprendizaje): dislexia, TDAH...

3.3. Nivel 3: Medidas Extraordinarias (apoyos intensivos que requieren evaluación psicopedagógica)

Estas medidas se aplican cuando las anteriores no han sido suficientes. Aquí la intervención ya requiere una evaluación psicopedagógica del equipo de orientación.

Incluyen:

  1. Adaptaciones Curriculares Individuales Significativas (AC):
    Modifican elementos prescriptivos del currículo (objetivos, contenidos esenciales, criterios de evaluación). Se destinan a alumnos con NEE.

  2. Adaptaciones de Acceso al Currículo (AAC):
    Garantizan que el alumno pueda participar en la actividad educativa mediante:

    • Ajustes espaciales

    • Materiales específicos

    • Sistemas alternativos o aumentativos de comunicación (SAAC)

  3. Apoyo Especializado:
    Intervención de especialistas (PT, AL) con alumnado que presenta un desfase curricular significativo.

4. ACINS vs ACIS: la diferencia que todo docente debe conocer

Comprender la diferencia entre una Adaptación Curricular No Significativa (ACINS) y una Adaptación Curricular Individual Significativa (ACIS) es esencial para cualquier docente.

           Las ACINS suponen ajustes metodológicos, de actividades, tiempos o instrumentos de evaluación, siempre manteniendo intactos los objetivos, contenidos esenciales y criterios de evaluación del curso. Son gestionadas directamente por el tutor o el profesorado del aula y no requieren una evaluación psicopedagógica previa, además de no afectar a la posibilidad de obtener la titulación correspondiente.

Por el contrario, las ACIS implican modificar elementos prescriptivos del currículo, como objetivos, contenidos nucleares, competencias o criterios de evaluación. Este tipo de adaptación solo puede aplicarse tras una evaluación psicopedagógica realizada por el equipo de orientación, y su diseño es responsabilidad conjunta del tutor, los especialistas (PT y/o AL) y el orientador.

Dado que los aprendizajes esperados no coinciden plenamente con los del grupo ordinario, una ACIS puede tener implicaciones en la titulación final del alumno. Conocer estas diferencias nos permite tomar decisiones más ajustadas, comunicar con claridad a las familias y garantizar un proceso educativo riguroso y verdaderamente inclusivo.

5. La alianza Familia-Escuela

La normativa educativa reconoce que las familias tienen derecho a participar en las decisiones que afectan a la educación de sus hijos. Para nosotros, como docentes, esta colaboración no es opcional: es imprescindible.

Una comunicación fluida y coordinada consigue:

  • Mayor autoestima y seguridad en el alumnado.

  • Mayor confianza y participación por parte de las familias.

  • Mejor comprensión del contexto del alumno para ajustar la intervención.

La inclusión es un trabajo compartido, y cuando familia y escuela reman juntas, el proceso es más eficaz, más humano y más sostenible.

6. Conclusión: un sistema flexible para garantizar el éxito de todo el alumnado

Las adaptaciones curriculares y las medidas de atención a la diversidad no están diseñadas para “bajar el nivel”, sino para garantizar que todos puedan aprender desde sus posibilidades reales. Nuestro reto como docentes es conocer bien estas herramientas, aplicarlas con rigor y sensibilidad, y convertirnos en defensores activos de cada estudiante.

Una escuela inclusiva no se improvisa: se construye cada día, con decisiones pedagógicas, coordinación y una mirada profesional que entiende que el centro debe adaptarse al alumno, y no al revés.