¿Tu actividad es realmente inclusiva? Checklist práctica DUA para el aula
Descubre cómo diseñar una actividad inclusiva con esta checklist DUA práctica, clara y basada en la realidad del aula para docentes.
Marga Gutiérrez
12/26/20256 min leer


Como docentes, dedicamos muchas horas a preparar actividades con la mejor de las intenciones. Queremos que nuestro alumnado aprenda, participe y avance. Sin embargo, en el día a día del aula aparece una duda muy habitual: ¿Por qué una actividad que parecía bien diseñada no funciona para todos?
No siempre se trata de falta de esfuerzo por parte del alumnado ni de carencias del docente. En muchas ocasiones, el problema está en el diseño de la actividad. Diseñamos pensando en un alumno “medio” que, en realidad, no existe. A partir de ahí, cuando surgen dificultades, intentamos adaptar sobre la marcha.
El Diseño Universal para el Aprendizaje (DUA) propone cambiar esa lógica: anticiparnos. Pensar desde el inicio en la diversidad real del aula y diseñar actividades más accesibles para todos. Este artículo nace con una idea muy clara: ofrecer un checklist DUA práctico que te ayude a revisar si una actividad es realmente una actividad inclusiva, no desde la teoría, sino desde la experiencia real de aula.
LA INCLUSIÓN EMPIEZA ANTES DE QUE APAREZCA LA DIFICULTAD
Uno de los errores más frecuentes en la atención a la diversidad es entender la inclusión como algo reactivo. Esperamos a que el alumno no entienda, no termine, no llegue… y entonces adaptamos. El enfoque del DUA nos invita a hacer justo lo contrario: anticipar las barreras antes de que aparezcan.
Diseñar de forma preventiva no significa bajar el nivel ni preparar actividades diferentes para cada alumno. Significa pensar mejor el diseño para que más alumnado pueda acceder, participar y demostrar lo que sabe sin encontrarse con obstáculos innecesarios. Este cambio de un enfoque reactivo a uno proactivo es el corazón del DUA. Pero, ¿cómo lo llevamos a la práctica de manera sencilla? Aquí es donde una lista de comprobación se convierte en nuestra mejor aliada.
CHECKLIST DUA: ¿TU ACTIVIDAD ES REALMENTE INCLUSIVA?
Antes de dar por cerrada una actividad, tómate un minuto y revísala con estas cinco preguntas clave. No buscan la perfección, sino ayudarte a detectar posibles barreras para que puedas ofrecer mejores estrategias DUA en tu aula. Verás que las cinco claves están interconectadas: parten del acceso a la información y terminan en cómo demostramos el aprendizaje, construyendo un camino más sólido para todos.
1. Acceso: ¿El alumnado puede acceder al contenido de más de una forma?
Todos hemos visto a un alumno desconectar durante una explicación puramente oral o perderse en un mar de texto. Cuando el contenido solo se presenta de una manera, parte del alumnado queda fuera desde el principio. Variar los canales no es un extra; es una red de seguridad para la atención y la comprensión.
Apoyos visuales: esquemas, imágenes o mapas conceptuales.
Ejemplos concretos: ejemplos cercanos a su realidad.
Modelos resueltos: un modelo de cómo se hace la tarea.
Audios o vídeos breves: recursos audiovisuales cortos que complementen el texto.
Palabras clave visibles: las ideas principales destacadas y a la vista.
2. Expresión: ¿Pueden demostrar lo aprendido de distintas maneras?
Con demasiada frecuencia, asumimos que evaluar es sinónimo de escribir en un formato concreto. Una actividad inclusiva rompe con esa idea y permite que el alumnado exprese lo que ha aprendido de diferentes formas, ajustándose a sus fortalezas.
Explicación oral: contarlo con sus palabras o grabar un audio.
Esquemas o mapas conceptuales: organizar la información de forma visual.
Productos visuales: dibujar, crear un producto o una presentación.
Uso de plantillas o guías: estructuras que les ayuden a organizar su respuesta.
Herramientas digitales, cuando tiene sentido: uso de aplicaciones o software que aporte valor.
Si solo existe una forma válida de demostrar el aprendizaje, corremos el riesgo de evaluar la habilidad para ajustarse a un formato, y no el conocimiento real. Dar estas opciones a menudo revela talentos y comprensiones que una prueba escrita estándar jamás podría sacar a la luz.
3. Comprensión: ¿La consigna es clara y comprensible para todos?
Muchas dificultades de nuestro alumnado no están en el contenido, sino en la consigna. Cuando un alumno no sabe qué tiene que hacer, no siempre es falta de atención ni de esfuerzo, a menudo es falta de accesibilidad en la instrucción. Antes de llevar una actividad al aula, conviene preguntarse:
¿Está escrita con un lenguaje claro y directo?
¿Incluye pasos visibles o numerados?
¿Hay un ejemplo o modelo previo que sirva de guía?
¿Podría entenderla un alumno de forma autónoma sin necesidad de una aclaración constante?
4. Apoyo: ¿Existen apoyos ANTES de que aparezca el error?
La inclusión no empieza cuando el alumno se equivoca, sino mucho antes. Los apoyos preventivos son andamios que ofrecemos para que el alumnado pueda centrarse en lo realmente importante del aprendizaje, reduciendo la carga cognitiva innecesaria. Estos apoyos no "bajan el nivel", sino que lo hacen más accesible.
Organizadores gráficos: esquemas o tablas para organizar la información.
Plantillas estructuradas: un guion o una estructura para la respuesta.
Listas de comprobación: una lista para revisar los pasos o criterios de éxito.
Flexibilidad en tiempos: márgenes de tiempo realistas y flexibles.
Recordatorios visuales: carteles o notas visibles con información clave.
5. Foco: ¿Esta actividad reduce barreras o las multiplica?
Esta es la pregunta final y más reflexiva de nuestro checklist DUA. A veces, sin pretenderlo, diseñamos actividades que multiplican las barreras en lugar de reducirlas, exigiendo un esfuerzo enorme para tareas accesorias que desvían del objetivo principal. Estas actividades suelen:
Sobrecargar de información innecesaria.
Exigir demasiadas habilidades a la vez (leer, comprender, organizar, escribir, dibujar...).
Penalizar errores que no son relevantes para el objetivo de aprendizaje (por ejemplo, una falta de ortografía en un borrador de ideas).
Generar ansiedad innecesaria con tiempos muy ajustados o una complejidad excesiva en el formato.
Una actividad inclusiva simplifica lo accesorio y refuerza lo esencial. No se trata de hacer actividades más fáciles, sino más accesibles y ajustadas al objetivo de aprendizaje.
EJEMPLO PRÁCTICO DE AULA: UN PEQUEÑO CAMBIO, UN GRAN IMPACTO
Imaginemos una actividad de Ciencias Sociales en Primaria: responder por escrito a varias preguntas tras leer un texto largo sobre los ecosistemas. A simple vista, parece una tarea estándar. Sin embargo, para muchos alumnos, puede ser una fuente de bloqueo.
Con pequeños ajustes basados en el DUA, la actividad puede transformarse sin alterar su objetivo:
Acceso: El texto se acompaña de un esquema visual que resume las ideas principales.
Comprensión: Las preguntas se presentan por bloques para gestionar mejor la información.
Apoyo: Se ofrece un modelo de respuesta para la primera pregunta, que sirve como guía.
Expresión: El alumnado puede elegir responder por escrito o de forma oral grabada con una tableta.
El contenido es el mismo. El objetivo de aprendizaje es el mismo. Lo que cambia es el diseño. El resultado no fue solo que más alumnos completaran la tarea, sino que la calidad de sus respuestas y su confianza aumentaron visiblemente. No cambiamos la meta, solo despejamos el camino.
EL DUA NO ES TRABAJAR MÁS, ES DISEÑAR MEJOR
Este punto es clave. Si al repasar tu actividad con la checklist has marcado algún "no", no has fallado como docente. Detectar barreras no es un suspenso profesional; es parte natural de nuestro proceso de mejora. Todas y todos diseñamos actividades que pueden ajustarse, simplificarse o repensarse. La diferencia no está en hacerlo perfecto, sino en revisar con intención pedagógica y una mirada inclusiva.
Es fundamental desmitificar lo que implica la atención a la diversidad en el aula. Aplicar el Diseño Universal para el Aprendizaje no significa:
Preparar tres actividades distintas para tres "niveles".
Multiplicar el tiempo de corrección.
Trabajar más horas fuera del aula.
Como hemos visto en el checklist, el objetivo no es crear tres versiones de una actividad (la "fácil", la "media" y la "difícil"), sino una única actividad con múltiples puertas de entrada (Acceso), diversas rutas de salida (Expresión) y andamios integrados para todos (Apoyo). Cuando el diseño mejora, muchas “dificultades” desaparecen solas porque, en realidad, eran barreras que habíamos creado sin darnos cuenta. El DUA no va de hacer más trabajo, sino de pensar mejor el trabajo desde el principio.
CONCLUSIÓN: DISEÑAR CON SENTIDO COMÚN PEDAGÓGICO
Una actividad inclusiva no es la que lo tiene todo, sino la que elimina lo que sobra. Es aquella que facilita el acceso, la comprensión y la participación sin añadir obstáculos innecesarios que desvían del objetivo de aprendizaje.
Como docentes, no podemos controlar todas las variables del aula, pero sí podemos mejorar el diseño de nuestras actividades. Utilizar un checklist DUA como el que hemos explorado es un paso enorme hacia una educación más justa y eficaz para todos.
Si este artículo te ha ayudado a revisar tu práctica, quizá mañana diseñes una actividad un poco distinta. Y eso, en educación, ya es mucho.




